GOZÓN, MISA Y MESA EN HONOR DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL SOCORRO

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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Era un 5 de febrero del año 1776.

La mar, en aparente bonanza, invitaba a la pesca y los marineros de Luanco (capital del municipio asturiano de Gozón, en la costa central del Principado) se decidieron a salir a alta mar.

Pero, en esos avatares imprevistos del tiempo meteorológico, lo que prometía «mar en calma» se tornó repentinamente en vendaval y tormenta.
Había que regresar inmediamante a puerto y «proa a tierra» los marineros dirigieron sus barcos.

No parecía posible esa arribada. La barra estaba infranqueable y los barcos, en casi situación de naufragio, no eran capaces de arribar. Las familias, en tierra, veían con desesperación la brava lucha del hombre contra la mar.

Solamente podían rezar.

Y así, los sacerdotes, revestidos de ornamentos negros, descalzos y entonando el «Miserere», tomando sobre sus hombros al Cristo del altar, lo llevaron en procesión hasta colocarlo frente al oleaje enfurecido.

Se obró el milagro.

El mar se calmó y la marinería arribó felizmente a puerto.

Desde entonces, cada 5 de febrero, Luanco celebra y honra al, así llamado, SANTÍSIMO CRISTO DEL SOCORRO.

Lo celebra con fervor de devoción y con placeres de mesa; siendo LA CALDERADA el plato más típico de ese menú festivo.

¿Y qué es la calderada o, como dicen por Galicia, la caldeirada?

Pues, sencillamente, es ese «rancho» que guisa la marinería cuando faena en pesca de altura y aprovecha «lo que da la mar» para combinarlo con lo más «llevadero» que da la tierra.

Por Lastres, que es Villa y Puerto en el concejo de Colunga (Asturias), suelen prepararla así:

Se ponen a cocer patatas (cortadas en grande), unas tiras de pimiento verde y otras de pimiento rojo. A media cocción se agregan rodajas gruesas de pescados variados, a ser posible de carne «dura» (pixín, que es rape; golondro, mero,…) y siguen los hervores.

Se retira parte del agua de cocción y se añade un sofrito hecho con abundante aceite en el que pochó cebolla y ajo y se coloreó con pimentón.

Algunos cocineros aconsejan aromatizar con una hoja de laurel.- Cuando patatas y pescado estén bien cocidos, que no deshechos, se sirve bien caliente.

Pues vayamos todos y yo el primero «por la senda constitucional», que es frase que pronunció el rey Fernando VII cuando juró (y no cumplió) la Constitución de 1812 («la Pepa»).

Todos a Luanco a rezarle al Cristo, a comer calderada y a degustar marañueles de la zona, que son dulcerías en competencia con Candás.

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