HOY, OREYES DE CARNAVAL

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASURIAS)

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Pues nada, nada… ¡a ello!

Nuestros ya muchos amigos lectores y lectoras (¡hay que respetar un lenguaje no sexista») nos insinúan que insistamos en comentar y publicitar aquellas dulcerías típicas de antroxu y que, ¡vaya usted a saber la causa! , se están perdiendo y siendo arrinconadas en favor de «les fayueles» (frisuelos, cereisolos…), buñuelos y torrijas.

Nada tiene esto de extraño; los tiempos cambian y con ellos las costumbres que, por razón de su laboriosidad, aconsejan el olvido de lo complejo y la aceptación de lo cómodo.

Ahora ya no se hacen vestidos y disfraces carnavaleros porque se compran en «los chinos»; ya no se organizan fiestas populares y bullangueras porque hay salas de espectáculos «ad hoc»; ya no se disfrutan días de vacaciones en el pueblo porque hay que conocer los magnos festivales de Tenerife o «de per ende diyuri p´allá».

Después vendrán las facturas, los lamentos y los «apretones de cinturón», como muy bien denunciaba el poeta festivo de ayer Luis Fernández Valdés, «Ludi», en «Un kilo de versos» (Gijón 1915):

«…Arreglen sus deudas y «pufos» aprisa
los que pignoraron hasta la camisa
por gozar las dichas gratas y estupendas
que nos proporcionan las «carnes… tolendas».

No se olviden muchos de esto que les digo:

«uno» son los cuartos y «otro» es el amigo.
Hace poco el cura nos lo dijo a todos:
tras de aquellos «pulvis» vienen estos lodos.»

Entre las dulcerías tradicionales de carnaval siempre estuvieron presentes las OREJAS; fritura que muchos llaman «oreyes de fraile» y «oreyes de gochu» (en Galicia, orellas do frade y orellas do porco); «oreyes de carnaval» y, por Boal y esa zona, «orellas de antroido».

¿En qué consiste esta dulcería?

Pues una respuesta rápida sería esta: «Una pasta frita y edulcorada superficialmente con azúcar».

¿Y por qué lo de orejas?

Porque la pasta se corta en tiras puntiagudas y hay que retorcerlas ligeramente durante la fritura para que tomen el aspecto de orejas.

¿Y por qué lo «de fraile» o «de gochu»?

Les responderé con los versos del poeta:

«Si quieres ser feliz, como me dices,
¡no analices, Fabio, no analices!»

No se asusten ni ofendan, Son «analogías» dichas con gracia y sin mala intención. Fíjense: En Catalunya (ahora se escribe así) a las «manos de cerdo» («peus de porc») les dicen humoristicamente «peus de ministre».

Cosas que pasan.

Vamos con la receta que en su día me proporcionó una amiga boalesa de Doiras, Nilda Álvarez Magadán, ya fallecida.

Se dispone la harina (unos 750 g) sobre una mesa formando un a modo de volcán; se le agregan 8 huevos (clara y yema), un poco de sal, una copa de anís, una tacita de mantequilla derretida y ralladura de piel de limón.

Se amasa todo muy bien, a mano, hasta conseguir una pasta suave y bien ligada (si es preciso, se añade un poco de leche). Reposa durante una hora en lugar templado.

Se engrasa con aceite el mármol de la mesa y con el rodillo, también engrasado, se estira la pasta hasta un grosor de unos 5 mm.

Con un cuchillo se cortan tiras alargadas de unos 10 cm de largo y 6 cm de ancho, terminadas en punta, y se fríen en aceite abundante y muy caliente en la que previamente se frío una corteza (piel) de limón.

Las tiras de pasta han de «nadar» en el aceite y retorcerlas un poco durante la fritura.

Ya en su punto, se sacan, escurren, se colocan en una fuente y se espolvorean con azúcar.

Sin Comentarios.

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