LAS CARRERAS DE CINTAS DE SEGORBE

POR RAFAEL MARTÍN ARTÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE SEGORBE (CASTELLÓN)

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Me ha llamado poderosamente la atención la crónica publicada en esta misma página web el pasado día 1 de febrero, sobre Las corridas de cintas en las fiestas, con la rúbrica del Cronista Oficial de Ulea (Murcia), D. Joaquín Carrillo Espinosa.

El paralelismo de dicho festejo con las Carreras de Cintas de mi ciudad, Segorbe, es llamativo.

Hay una diferencia sustancial y es que en Segorbe las carreras, en lugar de ser en bicicleta, se realizan a caballo, singular protagonista de los festejos y muy especialmente con la Entrada de toros y caballos, festejo declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional y Bien de Interés Cultural Inmaterial.

Pero volvamos a las carreras de cintas. Aún hoy en día y a pesar de su simplicidad, constituyen una auténtica manifestación festiva de gran atractivo, con reminiscencias históricas y de interés antropológico.

Como en Ulea, la mecánica es similar. El objetivo de los participantes, en este caso jinetes, consiste en pasar un palillo fino, por una anilla que pende del extremo de una cinta enrollada en un carrete y que queda suelta al ser estirada, operación que se realiza al galope y que no resulta nada fácil.

La cinta obtenida da derecho a un distintivo, consistente en una cinta o lazada bordada, que en este caso y desde 1955 en que se crearon las figuras de reinas y cortes de honor de las fiestas, las jóvenes y niñas que tienen dicha condición, prenden de la parte superior del brazo del jinete mediante un imperdible.

El concurso se resuelve en favor de aquel jinete que lleva prendidas más lazadas y obtiene un trofeo (antiguamente pollos).

Todo parece indicar que la carrera de cintas se remonta a una antigua tradición que bajo la denominación de «carrera de joya» se constata desde el siglo XVI en la documentación conservada en el archivo municipal de Segorbe. En ella varios mozos se «inscribían» con su caballería, la que se usaba en las faenas del campo. El alcalde marcaba el trayecto y el ganador obtenía el premio que consistía en un ramo de murta y flores al que se anudaba un pañuelo de pita con varios colores. En Segorbe se comprueba que se mandaba un emisario a Valencia a comprar la «joya» y se entregaba a los tres primeros una cantidad en metálico.

Las costumbres también han cambiado a lo largo del tiempo en este festejo, especialmente en cuanto al escenario.

Esta carrera de cintas fue uno de los elementos singurales que sirvieron para la declaración de las fiestas patronales de Segorbe como Fiestas de Interés Turístico Nacional y existe tanta tradición en Segorbe que desde hace unos años se lleva a cabo una edición de las Carreras de cintas en bicicleta (como en Ulea) para los más pequeños.

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