DESDE MI TORRE MUDÉJAR. 583. EL HIJO DE PAPEL, UN DÍA DE EMOCIONES

POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)

En la vida, de una forma natural, se van cumpliendo etapas, ilusiones y metas, las que nos hemos trazado o las que nos vienen dadas. Y aunque las circunstancias pueden variar, y a veces se hace muy largo o tremendamente corto, el tiempo siempre es igual…

Y esta etapa de mi vida de historiador se ha cumplido con buenas expectativas. Como ya ha salido publicado como noticia en este Diario de Ávila, la presentación de mi libro de la historia de la Virgen de las Angustias, la Virgen de Arévalo, ha sido una etapa cumplida, largamente esperada y trabajada, pero ya es una realidad.

No sé cómo expresar mi satisfacción y también algo de sorpresa por ver abarrotado el salón de actos de la Casa del Concejo, nuestra Casa de la Cultura, que tantos actos culturales y tantas presentaciones de libros a acogido, y que últimamente solo se llena cuando hay reuniones o asamblea de regantes del Adaja o esas reuniones políticas comarcales.

En actos culturales hacía mucho tiempo que no se llenaba. Una satisfacción doble por el público que me arropó en un acto tan importante para mí, el cariño que mi gente me ha demostrado acompañándome en este acto. Además de las 150 personas que acudieron a la cita, he recibido muchísimos correos, mensajes y llamadas dándome la enhorabuena ya que por diversas causas otros muchos no pudieron asistir. ¡Mira que es difícil ahora buscar un día despejado de cosas que no distraigan estos actos…! Pero las expectativas se cumplieron totalmente.

El público fue llenando el salón con muchos saludos y abrazos de tantas amistades, autoridades, de mi familia, mis hermanos cofrades de la Virgen, y muchos amigos. También agradables sorpresas de amigos historiadores que vinieron de fuera para acompañarme, el Cronista Oficial de Medina del Campo, Antonio Sánchez, Raimundo Moreno, Alfonso Galán, y algunos profesores, F. Javier Rodríguez, entre otros.

Vidal Galicia Jaramillo, nuestro alcalde abrió el acto con unas emotivas palabras, no en vano soy Cronista por designación del Ayuntamiento, como en otras ocasiones de presentación de libros, con sensibilidad… ya me había dicho que quería estar este día. Yo muy agradecido por ello. A continuación la presentación de María Carmen Martín Alonso, la joven y extraordinaria historiadora arevalense que tan bien me conoce, que recordó mi trayectoria como cronista, como historiador y como arevalense amante de nuestra ciudad.

Una presentación tan profunda como cariñosa, y es que, no en vano somos compañeros en aventuras arevalenses, de su historia, de su arte y otras tantas cosas. Verdaderamente yo me sentí bien arropado, un día y una tarde con los sentimientos y la sensibilidad a flor de piel. Hay días que los acontecimientos se precipitan, nos sobrepasan y no podemos cambiar el sino de las cosas acontecimientos. Esa misma tarde habíamos enterrado a Lorenzo, un gran compañero cofrade de la Virgen y aún mejor amigo. ¡Muchos sentimientos juntos! Y claro, yo no pude separar las cosas, que por otra parte tampoco quería, porque las cosas vienen así y hay que seguir… Su recuerdo fue un momento en que me faltó el habla… pero tenía que decirlo. Qué bien conocía el libro, aún sin leerlo, que no le dio tiempo, de tanto hablar con él de ese tema en nuestras tardes de paseo.

Quise recordar a tantos que me han ayudado o colaborado con alguna de esas fotografías que yo nunca pude hacer, o en otros aspectos. También desglosé los temas que componen esta historia, los capítulos que componen el libro, ilustrado con algunas imágenes que se pueden ver en el libro.

Y luego algunas preguntas que pude responder… y la firma de libros!!!. Me sentí como los grandes autores ante una notable cola de gentes esperando mi firma, entre saludos, besos y abrazos. Me sentí arropado por un público cariñoso, y me querido por mis gentes. No puedo pedir más. He sido padre de un hijo de papel, y cuando finalizo estas líneas de una resobrina nueva. Besos. Próxima cita en Ávila, en el Episcopio, allí nos veremos.

 

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