LA SALAMANDRA DE OVIEDO • EL HÚMEDO INVIERNO, HÁBITAT PREFERENTE DE LAS SACABERAS, ESPECIE MUY LIGADA A LA CIUDAD

POR CARMEN RUIZ-TILVE, CRONISTA OFICIAL DE OVIEDO

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Antes de que a Oviedo llegaran los primeros habitantes, fueran estos los famosos Máximo y Fromestano o sus antecesores romanos, o los que fueran, dispersos por este valle, aquí vivía, alegre y confiada, una variada fauna y una flora abundante y feraz. Entre la fauna estarían, contentas por la humedad de inviernos como éste, las salamandras de Oviedo, sacaberas que están desde siempre integradas aquí, capaces incluso de incorporarse al arte de la Catedral desde la sillería del coro y todavía vecinas de Oviedo.

Este invierno lluvioso debe estar siendo bueno para esta colonia de salamandras vivíparas y coloridas, que viven, por ejemplo, en los alrededores de algunas facultades de la Universidad de Oviedo.

Las salamandras de Oviedo, generalmente ignoradas y olvidadas por los ovetenses, cada vez más urbanitas, son muy valoradas como tales por los zoólogos especialistas, más desde que en 1928 José Bernárdez recogió una muestra de ellas en el talud de las antigua estación del Vasco y las envió a Alemania, donde un grupo de expertos las describió como subespecie con el nombre de su descubridor y popularmente como salamandras de Oviedo, aunque extendidas generosamente fuera del concejo.

No corren buenos tiempos para nada y tampoco para las salamandras, perdidos la mayoría de sus espacios naturales, suplidos aquí y allá por jardincillos y retales verdes en las rotondas, difícil tienen juntarse unas con otras. El patio de Pachu el campanero, vecino de la Catedral, fue clásico espacio de nuestras salamandras ovetenses.

El primer tercio de mi vida lo pasé en San Pedro de los Arcos, cuando todavía aquello recibía el clásico nombre vegetal de la Matorra y era paraíso natural. Allí, tras la lluvia, salían montones de sacaberas, que se arracimaban al borde de los desagües. Eran vecinas de quienes vivíamos por allí y a nadie se le ocurría hacerles daño, porque ellas no lo hacían.

Si se encuentra con una salamandra de Oviedo, déjela seguir, con su lento caminar.

Fuente: http://www.lne.es/

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