LOS VECINOS DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA) CELEBRARON SANTA BRÍGIDA EN TORNO A LA HOGUERA • LA FIESTA SE CLAUSURÓ CON EL CANTO DE LA SALVE EN EL INTERIOR DE LA ERMITA DELANTE DE LA IMAGEN

POR JAN CUELLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL Y COMUNIDAD DE VILLA Y TIERRA DE FUENTIDUEÑA (SEGOVIA)

 Los vecinos de Fuentepiñel, en la ermita de Santa Brígida, junto a la imagen barroca. / JUAN CUÈLLAR

Los vecinos de Fuentepiñel, en la ermita de Santa Brígida, junto a la imagen barroca. / JUAN CUÈLLAR

Un centenar de vecinos de Fuentepiñel se reunieron un año más el pasado viernes en torno a la hoguera, que esta pequeña población segoviana enciende desde tiempo inmemorial en honor a Santa Brígida, la santa irlandesa cuya festividad se celebra el 1 de febrero, que nació en Faughart en el año 450.

Se desconoce cuándo y cómo llegó a Fuentepiñel la devoción por esta santa, de la que apenas si existen en España iglesias o ermitas con su advocación. Tampoco se sabe el año en que pudo construirse la ermita primitiva, pero sí que ya en 1632, recibe donaciones testamentarias. Tiene planta rectangular y en su fábrica se aprecian, al menos, tres fases constructivas claramente diferenciadas entre sí. La más aparente, y con toda probabilidad la más antigua, es la esquina del ángulo suroeste, construida con buena sillería, a diferencia del resto del edificio, más pobre en sus materiales constructivos, entre los que predomina el sillarejo embutido en argamasa, sobre todo en la parte central del paredón que da al norte. La primera restauración de que se tiene constancia en los libros parroquiales de la iglesia, aunque existirán seguramente otras anteriores, es de 1727, si bien la intervención no debió de ser muy consistente pues entre 1755 y 1762 consta que estaba arruinada. Su rehabilitación debió de llevarse a cabo en 1768. La imagen de la santa se hizo en 1730.

Con la Desamortización, a mediados del siglo XIX, se incauta de sus bienes el Estado y ha de ser sostenida por la piedad de los fieles. De propiedad municipal, el año 2009 se llevó a cabo una profunda restauración pues su tejado estaba amenazando ruina. El montante total de la obra ascendió a unos 26.000 euros, de los cuales 12.000 corrieron a cargo de la devota Pilar Arranz y el resto los aportó el Ayuntamiento. A sus pies se alza una pequeña espadaña que alberga un gracioso campanillo, y sin duda lo más llamativo de la construcción es una pequeña fuente que se halla embutida en su pared en la esquina noroccidental y que se relaciona con la época condal (siglo X) por la forma de herradura del arco que la cubre. Nadie recuerda que haya dejado de manar por muy graves que hayan sido las sequías, por lo que tradicionalmente ha sido de una gran utilidad para el pueblo.

La hoguera se enciende al caer la tarde y se mantiene durante varias horas, en las cuales, sobre todo por parte de los vecinos, se reparten bollos, pastas y vino a todos los que se acercan a disfrutar del festejo. No faltan los cantes y los bailes, mientras se volea el campanillo. En los últimos años, se ha convertido ya en costumbre cenar en torno a la luminaria a base de parrilladas de chorizo, panceta, morcilla o chuletas, así como de patatas asadas, aprovechando las ascuas generadas.

La celebración se clausura con el canto de la Salve en honor a la Santa en el interior de la ermita, delante de su imagen barroca.

Fuente: http://www.eladelantado.com/

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