CONFERENCIA DE ANTONIO SALGUERO CARVAJAL: “MONTIJO, GONZÁLEZ CASTELL Y DELGADO VALHONDO”

POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTJO Y LOBÓN (BADAJOZ)

La Sala Centinela acogió anoche esta conferencia de Antonio Salguero Carvajal, Doctor y Premio Extraordinario de Doctorado en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura, que se vio acompañado por componentes del Club de Lectura de la Biblioteca Municipal de Montijo que leyeron poemas de Rafael González Castell (2) y Jesús Delgado Valhondo (16).

Comenzó su exposición hablando de sus años en Montijo como estudiante en la Academia Santo Tomás de Aquino y en el Instituto de Enseñanza Media. Salguero Carvajal es natural de Talavera la Real y en aquella época vivía en Torremayor. Citó a algunos de los profesores y varios compañeros de estudios. Salguero Carvajal se encontró con González Castell por medio de un estudio realizado por él sobre la revista poética “Gévora’ de Badajoz, recibiendo ayuda para su trabajo de doña Margarita Zoydo, viuda de don Rafael. De él dijo Antonio Salguero que “es un escritor polifacético, que cultiva la novela, el teatro, el humor, la caricatura y la poesía. Como persona es vitalista, sincero y honrado, no soporta el egoísmo ni la mentira. De ahí que muchos de sus poemas critiquen sus vicios”. Fueron recitados los versos: “Humo” y “Día de Ánimas”.

El mayor tiempo empleado en la conferencia fue para la obra poética de Delgado Valhondo (1905-1993), al ser objetivo de la misma, para decir que “conocer a Jesús Delgado Valhondo fue un hito en mi vida, porque era una persona especial, de voz honda, muy extremeño, muy gesticulante, extrovertido y, a la vez, amante del silencio, reflexivo y espiritual”. Se leyeron dieciséis poemas. El último leído fue “Siete” que transcribo: La vida es una huida,/busca nada ganada,/corral, carne encelada,/secreto de la vida,/ de la vida apagada,/de la vida encendida,/querida requerida/que si odiada es amada./ Hombre que solo soy/cuerpo de no sé dónde/olvidado y atrás./Y como todos voy/a una luz que me esconde/para siempre jamás”.

Terminó Antonio Salguero su exposición con estas reflexiones sobre Jesús Delgado Valhondo: “Fue un ser humano que no quiso sedar su voluntad abandonándose al materialismo alineador, ni al amparo de la divinidad. Valhondo buscó respuestas a las hondas preguntas que, como ser humano, le planteaba su conciencia. Por esta razón, siempre fue consecuente con su naturaleza humana y con el hecho de existir que, para él, era mucho más que pasar por la vida sin voluntad ni albedrío, porque no creía que fuera posible participar en la creación vanamente, es decir, sin maravillarse ante su contemplación ni preocuparse ante su carácter mutable”.

Gracias, amigo Antonio, por aceptar la invitación. Bien sabía que no ibas a defraudar. Lo de ayer fue una mescolanza de reencuentros, recuerdos vividos, poesía y especialmente la profundidad de Jesús Delgado Valhondo, “un ser humano corriente que tuvo la dignidad de preguntarse por su origen, su relación con la divinidad y su destino”, como anoche afirmaste, Antonio. Enhorabuena.

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