SALUDO FUENTEPIÑELANO-SEGOVIANO 2183

POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)

El obispo, César Franco, junto a la alcaldesa, Clara Luquero, interviene durante el homenaje. / ANTONIO TANARRO

D. Hipólito Prieto García (1943-2019).

Merecido reconocimiento el que el Ayuntamiento de Segovia ha brindado a D. Hipólito Prieto García (1943-2019), cura regente que fue de FUENTEPIÑEL entre febrero y octubre de 1968 (su primer destino como párroco si mi información es correcta), al concederle una travesía a su nombre y recuerdo.

Aunque apenas si alcanzábamos las 10 primaveras, recuerdo perfectamente su paso (casi fugaz) por el pueblo pues fue el sacerdote del cambio. Relevó a D. Domingo (1948-1968), que venía a ser de alguna manera la reserva espiritual del pueblo.

Eran tiempos de cambio y de aires innovadores en la Iglesia tras el Concilio Vaticano II, y él nos aportó algunos de ellos: la Iglesia católica se moderniza, no sólo en sus formas externas de practicar la religión y en algunas cuestiones teológicas, sino también en la estructura de sus templos e iglesias, eliminándose los reclinatorios, las hachas de cera y las esteras que, además de ser un agente de olores y de suciedad, eran un peligro permanente de incendio.

Pasados los años, el único pero que se le puede poner es que no velara un poco más por nuestro patrimonio artístico pues, a pesar de su buena fe y de sus buenas intenciones para dar una mayor amplitud y una mayor luminosidad al edificio para hacerle más atractivo y adaptarle a las nuevas corrientes, las reformas supusieron como contrapartida el que se eliminaran algunos elementos de gran valor, pues se destruyó el púlpito (de cuyo parapeto de piedra labrada aún pueden verse algunas piezas rotas en los bajos de la torre) y el precioso tornavoz de madera con un ángel trompetero, del que nunca más se supo; también desapareció la lámpara de araña que pendía desde lo alto en la parte delantera de la zona ocupada por los fieles, y, lo peor, es que desapareció también el altar de San Antonio, que se hallaba emplazado de espaldas a la pared desde la que hoy se lee la Palabra de Dios.

¡Buen día!

Fuente: https://www.elnortedecastilla.es/

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