LA IMAGEN DEL CRISTO DEL PASMO, DEL CONVENTO DE LAS CLARISAS DE MONTIJO (BADAJOZ), ESTÁ SIENDO RESTAURADA

M. GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO (BADAJOZ)

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Desde comienzos de agosto, la licenciada en Bellas Artes y especialista en restauración, Cristina Villar Bueno, de la empresa Pátina, está restaurando la portentosa imagen del Cristo del Pasmo, crucificado que labró a mediados del s. XVI, Juan de Juni (1506-1577), escultor de origen francés y avecindado en Valladolid, que junto con Alonso Berruguete formaron la gran escuela de la escultura castellana.

La imagen, titular del convento de las clarisas, fue estudiada por el licenciado en Bellas Artes, Juan Serrano Pascual, al considerar rasgos similares entre el crucificado de Montijo y los que se conservan en Valladolid de dicho escultor. Sería el profesor Jesús Urrea, a finales de los años noventa del siglo pasado, director del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, el que ratificó la atribución de la talla.

Hacia su policromía original

Cristina Villar, que nos ha recibido muy amablemente en una de las dependencias del convento donde está restaurando la imagen, nos ha informado que la empresa Pátina lleva más de veinticinco años en trabajos de restauración. Fueron las religiosas clarisas las que contactaron con ella por medio del sacerdote José Luis Velasco Martínez, delegado de Patrimonio del Arzobispado de Valladolid, junto con el profesor Urrea. La empresa Pátina ha restaurado varias obras en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, destacando el retablo de San Benito el Real. Señala que desconocía que esta obra de Juan Juni estuviese en Extremadura, concretamente en Montijo (Badajoz).

Cuando la imagen, hecha en madera de nogal, fue llevada al taller montado dentro del interior del convento, sala donde se encuentra la imagen de Ntra. Señora de la Piedad, la restauradora Villar Bueno observó en ella un repintado general realizado en el siglo XVIII, procediendo a estudiar si era factible, tras levantar esa capa añadida, poder llegar para conservar su pintura original. Viendo que esa tarea era posible, procedió a quitar la capa del repinte añadida a la policromía original, junto con la consolidación y desinsectación por ataques de xilófagos. Cristina Villar destaca de esta obra que en su día ejecutó Juan de Juni, el movimiento y la naturalidad que este escultor daba a sus composiciones: grandes, rotundas y angustiosas, donde el manierismo español encontró su mejor representación.

Campaña de donativos

La imagen llegó a Montijo en 1680, traída por el IV conde de Montijo, don Cristóbal Portocarrero Guzmán de Luna, para el entonces beaterio y posterior convento de clarisas (año 1704), procedente del legado del marquesado de Valderrábano, en concreto de Martín Enríquez de Almansa, virrey de Nueva España y el Perú, del oratorio de una de sus casas que tenían en Valladolid.

La comunidad de religiosas clarisas de Montijo ante el estado en el que se encontraba la imagen y conscientes de la conservación de su patrimonio religioso, histórico y cultural, han decidido acometer esta restauración, afrontando el coste de la misma. Por ello hacen una llamada a la generosidad de todas aquellas personas que desean aportar una donación con el objeto de aminorar los gastos que ésta tiene.

La imagen estará de nuevo expuesta al culto en la capilla del convento en los primeros días de octubre, coincidiendo con el triduo a San Francisco, en el que la restauradora Cristina Villa Bueno ofrecerá una charla, en la que explicará los pormenores técnicos de la restauración de tan singular imagen, el Santo Cristo del Pasmo.

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