CUANDO EL CONCEJO DE PARRES DEBATÍA ENTRE LA ENSEÑANZA PÚBLICA Y LA PRIVADA

POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)

El 6 de agosto de 1927, el Ayuntamiento de Parres dedicó una sesión extraordinaria a debatir sobre asuntos de la enseñanza en el concejo.

En un acta municipal de trece páginas quedó recogida la memoria presentada por el Comité de Segunda Enseñanza del concejo.

Dicho comité de diez miembros había sido elegido previamente por una asamblea de vecinos del concejo.

Debo señalar que -hace noventa y siete años- Arriondas estuvo a punto de tener un Instituto Público de Segunda Enseñanza, y sólo la falta de un edificio o locales apropiados, lo impidió.

Con cerca de 9.000 habitantes (hoy somos 5.214) el concejo tenía una gran cantidad de niños y jóvenes que podían cursar estudios.

Veintisiete escuelas se repartían por el concejo, pero se carecía de un centro de Segunda Enseñanza. Hasta 1925 acudían a un centro de este tipo en Cangas de Onís, pero había cerrado sus puertas y el problema se agudizó para ambos concejos.

Algunos suspicaces pensaban que dicho centro en Arriondas sería sólo para los chicos y chicas de la villa, pero el Comité señalaba que una fuente, un camino, una calle, tienen un marcado carácter local, pero un centro de Segunda Enseñanza abarcaba un radio que llegaba hasta donde se encontrase otra institución similar.

Contra la idea que algunos propagaban que ésa era una solución para que estudiasen los hijos de los ricos a costa de los pobres, se pretendía demostrar que los primeros enviarían a sus hijos a donde quisieran, pero los pobres serían los verdaderos beneficiados con un centro de Segunda Enseñanza en la villa.

Esta afirmación la demostraba dicho Comité cuando se refería al vano esfuerzo que hicieron para conseguir un local, mientras Infiesto sí lo había conseguido y Ribadesella también lo estaba intentando.

Cangas de Onís -que había perdido la Segunda Enseñanza- reconoció su error y se decidió rápidamente a restablecerla, disponiendo su Ayuntamiento para tal fin una asignación de 3.000 pesetas anuales de sus presupuestos.

Cuando en 1925 las gestiones para conseguir la Segunda Enseñanza en Parres no pudieron superar el inconveniente de falta de un edificio apropiado -según se hizo saber en una reunión pública celebrada en el casino local- llegó a la villa un profesor que solucionó el problema, estableciendo la “Academia Cervantes”, en la que puso todo su interés personal y sus dineros.

Dotó a la misma de mobiliario y la puso en marcha, cobrando las correspondientes cuotas a los padres de los alumnos, pero sin otras subvenciones era difícil mantener una academia privada.

La labor pedagógica de la “Academia Cervantes” estaba muy acreditada, pero los gastos superaban a los ingresos y se veía forzada a cerrar sus puertas. De manera que el Comité de Segunda Enseñanza solicitó recursos en forma de una subvención de 2.500 pts. para que el curso 1927-1928 pudiese continuar la labor de la citada academia e, incluso, se aumentase el cuadro de profesores.

El Ayuntamiento también se encargaba de subvencionar con 150 pesetas por curso a cada una de las seis escuelas particulares que había, además de sostener las veintisiete escuelas públicas del concejo.

Los vecinos aportaron de inmediato la mitad de la cantidad solicitada y rogaron al Ayuntamiento -que presidía don José Aquilino Pando Blanco- que aportase la otra mitad, 1.250 pts.

Se presentó un convenio con dicha academia, según el cual el director percibiría cinco entregas de 500 pts. cada una los días primeros de octubre y diciembre de 1927, y de febrero, mayo y agosto de 1928.

Se solicitaba también que el Ayuntamiento designase un comité formado por representantes municipales y del pueblo para que velasen por el cumplimiento de las bases establecidas en el convenio, suspendiendo sus aportaciones si la “Academia Cervantes” incumplía los compromisos pactados; entre los mismos se estipulaba que debía admitir gratuitamente a dos alumnos de Primera Enseñanza y a tres de Segunda (uno de Comercio, uno de Magisterio y otro de Bachillerato), previo examen de sus aptitudes y merecimientos, con sorteo entre ellos si hubiese dudas; podrían optar todos los niños del concejo cuyos padres no tuviesen recursos y la academia debería contratar a otro profesor para impartir Bachillerato.

El Comité hizo saber a la corporación municipal en la misma sesión extraordinaria que -un vecino de Oviedo- también solicitaba una subvención para un centro de las mismas características que el anterior, denominado “Liceo Asturiano”, recién instalado en Arriondas.

Este director presentó la solicitud con el apoyo de once vecinos, y ya contaba con otras dos sedes de dicho “Liceo Asturiano” en Oviedo y en Grado.

Quedó constancia escrita muy evidente de que dicho Comité parragués estaba totalmente a favor de la “Academia Cervantes”, alegando razones de peso para ello, como el número de alumnos matriculados desde de su apertura, setenta y dos en Primaria y cuarenta en Secundaria.

Los padres y autoridades locales eran invitados a presenciar los exámenes trimestrales y finales, y los resultados de las calificaciones en los centros oficiales eran destacados. Seis de los cuarenta alumnos examinados habían obtenido calificación de sobresaliente, hubo once notables, veintiún aprobados y sólo dos suspensos.

La matrícula aumentó en la “Cervantes” hasta un total de ciento treinta y nueve alumnos, mientras del “Liceo Asturiano” no se tenían datos fidedignos, los padres no eran invitados a presenciar los exámenes y se suponía que la matrícula era inferior a veinte alumnos, todos de Primaria, ninguno de Secundaria.

Don Mariano Blázquez -concejal en aquellos años- considerando muy dignos a los profesores de ambos centros educativos privados, manifestó que no debía asignárseles ninguna subvención, pues lo primordial era atender a la Primera Enseñanza en las escuelas públicas del concejo, muy necesitadas, donde bastantes maestros apenas cobraban treinta duros mensuales de sueldo.

Sólo en Arriondas, acudían a la escuela pública cerca de doscientos cincuenta niños y niñas, separados por sexos, como era norma, y no había enseñanza superior pública en Parres si no se acudía a la privada.

Don Ángel Abarca -también concejal- propuso que fuesen los propios trece concejales los que pagasen de sus bolsillos la subvención a la “Academia Cervantes”.

Discutido el tema en el pleno extraordinario y sometido a votación, el resultado final fue que nueve concejales y el alcalde aprobaron la Memoria del Comité y sus conclusiones, mientras otros cuatro votaron en contra; incluyéndose así, en el presupuesto municipal de 1928, la subvención de 1.250 pts. a la citada academia.

En una nueva votación y por unanimidad, no se le asignó ninguna ayuda al “Liceo Asturiano”.

Al final, la Asamblea de Vecinos acabó poniendo 2.500 pts.

En febrero de ese mismo año 1927, todos los maestros y maestras del Partido Judicial de Cangas de Onís se reunieron y presentaron una instancia en el Ayuntamiento de Parres, pues deseaban tributar un justo y merecido homenaje “al culto e inteligente compañero” don Cipriano Rodríguez La Villa, el cual se acababa de jubilar como maestro después de treinta y cinco años consagrados en la villa de Arriondas “a las difíciles y espinosas labores de educar, enseñar e instruir a los niños”, motivo por el que suplicaron a la Corporación Municipal que se dignase dar el nombre de don Cipriano a una de las calles de la “pintoresca villa de Arriondas”, la cual -hasta ese momento- no tenía ninguna calle con nombre identificativo.

Los concejales decidieron estudiar el asunto y -de paso- buscar nombres para las demás calles.

De hecho, sería la Biblioteca Pública Municipal de Arriondas la que recibió el nombre de don Cipriano Rodríguez La Villa, y así se mantuvo durante varias décadas, hasta que el olvido u otros intereses lo hicieron desaparecer.

Desde que en el año 1928 se puso en marcha la idea de crear un grupo escolar en Arriondas hasta que en 1951 se aprobó el acta de entrega del edificio al Ayuntamiento, pasarían veintitrés años de espera, protestas y mucha paciencia.

El día 19 de junio de 1928 la Corporación Municipal de Parres votó por unanimidad su apoyo al Ayuntamiento de Cangas de Onís en sus gestiones para la creación de un Instituto elemental de 2ª Enseñanza en la ciudad vecina, dada la importancia del mismo para los adolescentes del concejo de Parres.

El 14 de abril de 1931 con el triunfo republicano-socialista en las elecciones municipales en Parres, cambió notablemente la política municipal respecto a la enseñanza pública, y la Corporación presidida por don Joaquín Corral dedicó a la misma un preferente interés y especiales dotaciones económicas.

El concejo de Parres debería esperar hasta el 18 de octubre de 1968 para ver inaugurado en Arriondas una Sección Delegada del Instituto de Segunda Enseñanza -de efímera duración- a pesar de la movilización ciudadana a favor de la permanencia de la misma, incluso con madres -como Celina Canteli Alonso o Sira Sariego Agadía- que acudieron al Ministerio de Educación y Ciencia, en Madrid, a exponer la situación.

Los auténticos motivos de la desaparición de la Sección Delegada en Arriondas aún tienen zonas oscuras por despejar.

El próximo 16 de octubre se cumplirán cincuenta y seis años del Instituto de Educación Secundaria “El Sueve”, en la villa de Arriondas.

El espacio y la memoria -oral y escrita- ya no pueden volvernos a un pasado en el que los errores y las dejaciones nos hicieron perder demasiados años.

FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez

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