‘SANTEROS Y SALUDADORES’ EN ULEA. AÑO 1758

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA. CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

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Los ciudadanos uleanos durante los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, se encontraban muy estigmatizados por los llamados ‘santeros’. A mediados del siglo XVIII, concretamente en el año 1758, la sociedad de la comunidad de Ulea -humildes labradores y ganaderos- estaba totalmente mediatizada por las supersticiones de los santeros y sus falsas creencias.

Las autoridades civiles y, sobre todo, las religiosas, reconocían a estas personas como “Comunicadores de la Verdad y de las buenas costumbres”. Por tal motivo, a estas personas se les llamaba “Saludadores” y, con el beneplácito de la “Santa Inquisición” de Ulea; estos “presuntos santos”, cometían toda clase de abusos y tropelías, en nombre de sus creencias.

(1) En el libro biográfico del fraile dominico de Ulea, Jesualdo María Miñano López, escrito por María Elena Miñano Marín y el tambien dominico fray Eladio Neira Zamora en el año 2005, se narra con toda naturalidad y con gran despliegue de datos el funcionamiento de la Santa Inquisición, en Ulea. El texto dice lo siguiente:

‘Un hermano del abuelo materno del fraile Jesualdo María Miñano López, llamado Francisco López Cassau, que era sacerdote en el año 1779, da poderes a Isidoro Cassau, vecino de Zaragoza, para que tramite el traslado como Beneficiado Eclesiástico de la plaza vacante en la parroquia de Ulea. En el año 1808, era miembro destacado del Santo Oficio de la Inquisición en Ulea, con posesión de una capilla en la iglesia parroquial de San Bartolomé de Ulea.

Esta Capilla, destinada al culto del Patriarca San José, como lo atestiguan documentos presentados el día 13 de noviembre del año 1777. Este sacerdote; que fue capellán durante 37 años de las religiosas de San Antonio en Murcia, firmó su testamento el 17 de febrero del año 1823 y pudo influir en la vocación del padre fray Jesualdo María Miñano.

Incluso, en su juventud, el futuro dominico, durante sus estudios, se alojó en su casa. Por influencia de Francisco López Cassau, su hermano Joaquín, abuelo materno de fray Jesualdo, estuvo empleado, en Ulea, como ‘familiar’ del Santo Oficio (familiar= persona que ejecutaba las órdenes del Inquisidor).

Enterado el Corregidor de Ulea y, ‘ante la imposibilidad de poner orden a tales desmanes’ expuso los problemas a los miembros de la Corte de la Región de Murcia, para que mediaran en la solución de los conflictos; ya que fue imposible la colaboración del clero uleano que, en distintas ocasiones, ‘habían hecho verdaderas cruzadas’ para corregir hábitos poco edificantes.

Como consecuencia, la Corte murciana ordenó un decreto conminativo para detener y castigar a estos “Santeros” protegidos por el Santo Oficio de Ulea.

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