SANTO DOMINGO DE SILOS

POR JOSÉ LUIS DE TOMÁS GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MANISES (VALENCIA)

25-09-2016.  En el centro, el abad de Silos, Dom Lorenzo Maté Sadornil.  A su izquierda, Dª. María Isabel Catalán Ladrón y a su derecha, Dª. Rosa Torrent Tomás, esposas de los cronistas de Godojos (Zaragoza) y Manises (Valencia), respectivamente.

25-09-2016. En el centro, el abad de Silos, Dom Lorenzo Maté Sadornil. A su izquierda, Dª. María Isabel Catalán Ladrón y a su derecha, Dª. Rosa Torrent Tomás, esposas de los cronistas de Godojos (Zaragoza) y Manises (Valencia), respectivamente.

25-09-2016. Campanario del Monasterio de Silos. Las campanas al vuelo, mientras todas las palomas de la villa volaban hasta posarse en el campanario. Era el toque de aviso para el rezo de las Vísperas por los monjes de la abadía, poco antes de las 19,00 h. La fotografía es obra de un gran maestro, D. Gabriel Pieras Salom, cronista oficial de Inca (Baleares).

25-09-2016. Campanario del Monasterio de Silos. Las campanas al vuelo, mientras todas las palomas de la villa volaban hasta posarse en el campanario. Era el toque de aviso para el rezo de las Vísperas por los monjes de la abadía, poco antes de las 19,00 h. La fotografía es obra de un gran maestro, D. Gabriel Pieras Salom, cronista oficial de Inca (Baleares).

Silos, lejano y próximo

La villa tiene pinos y carrascas, trigos, cebadas y majuelos. Como tantos otros pueblos, se halla tendido a los pies del monasterio, con mansedumbre de muchos siglos.

En invierno, detrás del viento que azota los cristales, la noche es oscura, sinuosa.

En invierno, en Silos, se hielan hasta las almas del purgatorio.

¿Qué fue primero, el monasterio o la villa de Santo Domingo de Silos? Los textos al respecto, se limitan a afirmar que Santo Domingo es una villa y un monasterio de monjes dedicados a la contemplación, cuyos miembros siguen la Regla establecida por San Benito en el s. VI. El nombre del santo, en latín, es sancti Benedicti, de donde deriva el término benedictinos.

¡Silos, tan lejano en mitad de los fríos y tan próximo en la oración!

¡Silos, tan árido en mitad del valle del Tabladillo y tan íntimo en el vuelo gregoriano de sus rezos!

La abadía y la villa han caminado siempre juntas. Los orígenes del monasterio se remontan al siglo X. La restauración del monasterio la llevó a cabo el monje riojano, Domingo Manso, que llegó del monasterio de San Millán de la Cogolla. La villa, a su vez, nace a raíz del fuero de Alfonso VI, rey de Castilla y León, que concedía al abad el vasallaje de los pobladores próximos al monasterio.

En Silos, a la hora de la oración, hasta el bullicio del campo guarda silencio. Y cuando se lanzan las campanas al vuelo, son las palomas, todas las palomas del lugar las que se acercan, en grandes bandadas, para posarse en lo alto del campanario.

El amanecer, en Silos, debe ser sobrecogedor. En mitad del invierno, cuando los silencios son más fríos, llega el cántico gregoriano hasta lo más profundo del valle. ¿Por qué caminos habrá ido ese gregoriano, surcando los cielos a través de los años?

Lorca, en un poema, hablaba de los Toros de Guisando, “casi muerte, casi piedra…” La construcción románica de Silos es de piedra y de cálida oración. Es la austeridad del románico y la belleza de las verdades sencillas.

La villa es muy pequeña. En el año 2015 tenía una población de apenas 287 habitantes. Su gentilicio es silense.

¿De qué color son los sueños de los monjes?

¿Conocen la maldad fuera de los textos bíblicos?

Desde el día 2 de marzo de 2012, el abad de Santo Domingo de Silos es Dom Lorenzo Maté Sadornil, un burgalés de Citores del Páramo, sacerdote que estudió Teología en Burgos e Historia en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Un detalle curioso. El trato del abad no es de monseñor, padre, ni reverencia. Su tratamiento es es “Dom”, expresión que tiene su origen en la palabra latina “dóminus” (Dom), que significa señor. Se trata de un título honorífico que se da a algunos religiosos cartujos y benedictinos.

La primera Reforma de la orden tuvo lugar en el s. X, llamada “cluniacense”, ya que la llevó a cabo en Francia, Odón de Cluny. Pero con el tiempo, los cluniacenses llegaron a tener demasiado poder, riquezas e influencias. Ello provocó la “reforma cisterciense” (del Císter, Francia), impulsada por José Bernardo de Claraval (1090-1153).

Desde entonces, se les llama “monjes blancos” a los cistercienses, por el color del hábito; y “monjes negros” a los benedictinos. Estos últimos observaron siempre la liturgia de las horas canónicas. Dichas horas no son otra cosa que la división del tiempo utilizada en la Edad Media. La liturgia de las horas se reza siete veces al día. Se dividen en horas mayores y menores. Las mayores: Maitines, Laudes y Vísperas; las menores: Prima, Tercia, Sexta y Nona.

Silencio y oración

Ora et labora, reza y trabaja. Y todos los días el mismo pulso y las mismas horas. Vida contemplativa y rezos.

¿En qué meditarán los que renunciaron al mundo que les rodea para quedarse a vivir para siempre en la oración?

¿Dónde se abre en una sonrisa la última nota del gregoriano?

Llevan los monjes siempre las manos en el pecho dentro del hábito. ¿Son normas de la regla benedictina …?

¿De qué color son los sueños de los monjes, en mitad del valle del Tabladillo?

Tal vez sea eso, “ora et labora”.

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