CACHOS, QUE SON CUENCOS, PARA EL VINO DE CANGAS

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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¡Vaya por Dios! Parece ser que son bastantes las personas que desconocen «los cachos» cangueses y su destino para la degustación de vinos de esa zona. Y como Cangas del Narcea está hoy y lo estará mañana en FIESTAS DE VENDIMIA, y un servidor es Cofrade Honor de tales vinos… pues, eso, ¡hablemos de CACHOS!

Empecemos por la palabra y su probable etimología, que consulto en el Diccionario de Corominas.

Según este estudioso, CACHO, en su significado de «cazuela, marmita, olla pequeña», deriva de latín «caccabus» (olla), que en diminutivo sería «caccabulus» y por deformación, «cacculus».

De este cacculus nace el CACHO (en asturiano CACHU; plural CACHOS) que, con significado de CAZO, VASIJA Y TIESTO aparece por primera vez en la lengua castellana a finales del siglo XV.

¿Y desde cuando los asturianos usamos CACHOS para beber? Pues no lo sé; pero Estrabón ya nos informaba en el siglo II de que «las gentes cántabras beben en VASOS DE MADERA al modo que lo hacen los celtas y los galos».

¡A ver si resulta que Asterix y Obelix fueron los introductores de estas vasijas en Asturias!

Bien. Historia aparte, ¿qué son los CACHOS?

En síntesis, los definiremos como unos cuencos o escudillas de madera, de paredes delgadas y capacidad aproximada de medio litro escaso, con un diámetro comprendido entre 12 y 20 cm.

La madera utilizada para su «talla» suele ser aliso, abedul, nogal, manzano, peral, cerezo, castaño, roble… cortada en el menguante de otoño. Ya moldeados, «cuecen» en los toneles o barricas donde fermentan los mostos y, así, se impregnan del color, olor y sabor del «vino naciente».

Cangas del Narcea es municipio que sabe de la artesanía del barro (cerámica negra de Llamas de Mouro) y de la madera. Otros municipios vecinos (Ibias y Degaña) , y en ellos los pueblos de Sisterna, El Bao (en Ibias) y Corralín y Tablado (en Degaña), configuran el llamado «país de los conqueiros», artesanos de la madera con la que fabrican artesas, fuentes, cuencos, escudillas, cachos… que luego venden durante la invernía por comarcas asturianas, leonesas y gallegas.

Estos artesanos tenían un habla especial, la TIXILEIRA, e iniciaban su venta ambulante en los finales de otoño como así decía el cantar:

San Bartolo ya pasou,
San Francisco vai vinidu.
Vámonos indu, cunqueiros;
cunqueiros, vámonos indu».

Finalmente: ¿Cómo se bebe en CACHU?

Este cuenco puede utilizarse «individualmente»; pero la tradición canguesa testimonia que es para uso colectivo, pasando el cuenco y el vino entre los comensales amigos.

Una advertencia importante: Nunca debe lavarse un CACHU con agua, sino con vino… o no lavarlo.

Por supuesto, el uso de detergentes, lavavajillas, etc. está totalmente prohibido en este caso. Lo que sí conviene es, de vez en cuando, hervir los cachos en una cacerola con vino tinto para que recuperen su color, olor y sabor.

En fin, vayamos a Cangas del Narcea este domingo, comamos y bebamos (con moderación), y visitemos el Monasterio de Corias en recuerdo de aquellos monjes benitos que trajeron, en tiempos del siglo XI, las primeras vides a la comarca.

¡Ah! Y demos una suave cabezada en la calavera que está en los pies del Cristo de la Cantonada; se aliviarán (sin paracetamol ni ibuprofeno) nuestros dolores de cabeza.

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